La lucha por la liberación de las mujeres y del país. Una mirada crítica de los Medios

Autora: Isabel Muntané, periodista y codirectora del Máster en Género y Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

Palestina. Escuchamos o leemos en los medios Palestina. ¿Qué nos viene a la mente? ¿Qué imaginario se activa de forma automática? Israel, Netanyahu, bombas, campos de refugiados, Gaza, piedras, intifada, asesinadas, heridas, hambre, destrucción, colonización, ocupación… Podríamos continuar, pero las 4 palabras que nos surgirían no dejarían de alimentar el imaginario de violencia y de genocidio que Israel infringe sobre el pueblo palestino, incuestionable después de los ataques iniciados en octubre de 2023, en respuesta al ataque del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), que hasta el 11 de diciembre, en 66 días, se habían cobrado la vida de más de 24.000 palestinas y palestinos, la mayoría, 22.420 civiles y más de 9.000 criaturas según informa Euro-Mediterranean Human Rights Monitor. Como decía la antropóloga feminista Rita Laura Segato: “la violencia de Israel sobre Palestina se desencadena cíclicamente y cada vez con más ferocidad“.

Acostumbradas como estamos a un relato único; un relato articulado y difundido desde la mirada de Occidente, desde la mirada del privilegio blanco, se hace difícil, diría que imposible, trabajar expulsando esta perspectiva de tu mente. Y también se hace difícil desprenderte de esta “guerra” de tu trabajo y de las relaciones personales que estableces a lo largo del proceso de trabajo. Como dice la científica feminista, Peggy McIntosh: “El privilegio blanco es como una mochila invisible e ingravida de disposiciones especiales, mapas, pasaportes, libretas de códigos, visados, ropa, herramientas y cheques en blanco.”

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Es cuando hablamos desde estos privilegios que vamos consolidando el relato único, un relato que viene marcado por el poder desde donde ejercemos estos privilegios. Desde aquí es desde donde explicamos la historia, la historia de las otras a quienes se les niega la voz y el relato y no porque no la tengan, al contrario, porque es una voz que no queremos escuchar, que molesta. Entonces, esta historia elaborada desde el privilegio la convertimos en realidad, en la única realidad posible. Una realidad que nos permitimos aceptar para seguir ejerciendo este poder aunque sea de forma inconsciente. Esto es lo que hay que enfrentar cuando llegas a Palestina, que la realidad es otra, una realidad alejada del relato oficial.

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Tenemos más poder del que pensamos y lo podemos utilizar compartiéndolo, haciendo alianzas, asociaciones, podemos tomar la iniciativa, defender posiciones o protestar para mostrar otro relato, el relato de las protagonistas. Es desde aquí desde donde hemos hecho este trabajo con las 6 entidades y mujeres feministas de Palestina porque hay que romper con lo que para Soraida Hussein es una clara demostración de poder y de menosprecio: “nos estudian, nos preguntan, nos analizan y generan conocimiento. Es lo que pasó con las mujeres negras de los EE. UU. cuando empezaron a hablar de ellas. Todos escribiendo sobre ellas y no con ellas.” Y, se pregunta, “¿por qué no hacerlo juntas?”. Juntas es la palabra clave. En este trabajo hemos intentado vaciar nuestra mochila de privilegios para que fueran ellas las que la llenaran de su realidad, una realidad ambivalente. Pesada, dura y dolorosa pero también alegre, solidaria y optimista. Una realidad más allá de la violencia patriarcal y machista que nos llega como relato único en Occidente.

suds