La fotografía es una herramienta poderosa que influye en la percepción pública de lo que está ocurriendo. La imagen es fundamental para crear narrativas y creencias. A menudo, las narraciones enunciadas desde fuera del poder no nos llegan, porque ni las cámaras ni el discurso dominante están en sus manos. Esta exposición surge del trabajo colaborativo realizado a través de seis talleres de fotografía participativa: uno en Guatemala, otro en Honduras y cuatro en Cataluña (Sant Cugat del Vallès, Santa Coloma de Gramenet, Cornellà y Sabadell), para abordar un mismo tema, cada uno desde su propio contexto: el territorio que habitamos, la lucha por preservarlo fuera de la lógica del capital y por sostener la vida en el centro. Los seis contextos reproducen un patrón que desde hace tiempo el ecofeminismo y la economía feminista han denominado como conflicto capital–vida. Construir relatos comunes, reflejarnos en otras luchas, conocer experiencias de resistencia lejanas, creemos que tiene un importante potencial de aprendizaje colectivo; nos permite alzar la mirada y ver las lógicas estructurales detrás de cada conflicto, y aprender de los logros y obstáculos de otras experiencias.
Los ecofeminismos en Cataluña y los feminismos comunitarios en Abya Yala (América Latina) comparten la denuncia sobre cómo la economía y la política se han consolidado en contra y al margen de las bases materiales que sustentan la vida. Ambos feminismos contribuyen a desmontar ese abismo que separa ficticiamente a la humanidad de la naturaleza; establecen la importancia material de los vínculos y las relaciones; se centran en la vulnerabilidad de los cuerpos y de la vida humana, y reordenan las prioridades para situar la reproducción natural y social como elementos inseparables y cruciales para el metabolismo económico.
Las participantes en los tres talleres han compartido un proceso de reflexión y de creación fotográfica para contarnos, a menudo de manera muy íntima y desde la cotidianidad, cómo les afecta la subordinación de la naturaleza y la subordinación de las mujeres a los intereses del capital y del patriarcado, dos sistemas que se retroalimentan y se necesitan mutuamente. Poner la vida en el centro implica muchas cosas: priorizar aquello que hace posible sostener la vida, como lo es la naturaleza, pero también los cuidados, la comunidad y las formas de relación colaborativas, la sororidad, y así apartar el individualismo y la acumulación, que no nos llevan a ninguna parte. Las participantes han narrado fotográficamente el territorio como espacio íntimo, como espacio comunitario y de construcción simbólica, y como espacio de lucha por preservar un territorio físico.
Guatemala. Una reflexión desde la resistencia. Desde la comunidad maya kaqchikel (Guatemala), mujeres indígenas que han luchado, y que aún hoy persisten, contra la cementera y la hidroeléctrica en Barillas y San Juan, respectivamente.
Honduras. Las comunidades garífunas y afrodescendientes luchan frente a la entrada de empresas transnacionales que expolian los recursos hídricos, marinos, minerales y la tierra agrícola, donde la población garífuna e indígena no tiene cabida en los paisajes de lujo de los que se lucran los *realities* y el turismo.
Sabadell. Una ciudad concebida de espaldas y a costa de los bosques, ríos, terrenos cultivables, y sostenida por los trabajos de cuidados y la sostenibilidad de la vida. Un viaje fotográfico para narrar el territorio como espacio íntimo, comunitario y de construcción simbólica. Una mirada que transforma los paisajes urbanos en espacios de reflexión y memoria.
Sant Cugat. Desde hace años, bancos, grandes empresas y grandes tenedores especulan con la vivienda y la construcción en Sant Cugat. Esta especulación lleva tiempo ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los ecosistemas. Un clamor para expresar el deseo de cuidar los espacios verdes y apostar por una zona agrícola que provea alimentos sostenibles, y NO por espacios parcelados con vallas.
Santa Coloma de Gramenet. Una muestra fotográfica sobre el anhelo de contar con espacios públicos de calidad, especialmente espacios verdes; unos espacios y un urbanismo que permitan el bienestar emocional y físico de las personas, y que contribuyan a la creación de redes y comunidad.
Cornellà. Con este taller, las participantes han expresado su deseo de cuidar los espacios verdes de Cornellà, especialmente el entorno natural cercano al río Llobregat. “Nos gustaría no tener que ver cómo alguno de estos huertos funciona como un hogar precario, ni haber vivido la vulneración de las zonas verdes con la construcción del campo de fútbol del Espanyol o del Splau. Queremos una buena gestión del agua como recurso escaso, y que la naturaleza sea un valor real y no solo un decorado para hacer nuestras vidas más amables.”